Viaje x Colombia

Saturday, February 18, 2006

Caribe

Un año es lo que me quede en Taganga, o al menos es como lo siente mi cuerpo. Al llegar y evitar el hotel de israelies, llego a un hotel llamado Techos Azules, localizado junto al mar, sobre una montaña que quita el aliento de solo pensar en sus subidas. Consigo una cabaña que comparto con un Ingles y un Maltes, con TV que nunca use, y una cocina, que tampoco. Saliendo y caminando cinco metros, 5 hamacas con vista al mar son el centro de entrenimiento de los ventosos atardeceres.

Mis dias se pasan hablando con la gente, escuchando musica y leyendo "12 cuentos peregrinos" de Garcia Marquez, donde gracias a la localizacion, me imagino a los personajes hablando con tono colombiano.

No se cuantos dias pasaron, pero fueron bien cheveres. En mi salida, me cruzo con dos chilenos que habia conocido en Bogota y partimos juntos al parque Nacional Tayrona.

Tayrona, un parque nacional a 35km de Santa Marta, cubierto de selva y dueño de las playas mas bonitas de Colombia. Una cosa que he aprendido de viajar solo, es el evitar lugares de poca gente en soledad, por que las chances de conocer parecidos son pocas. Por lo que estos chilenos me vienen al pelo, pero tambien he aprendido mientras viajo solo, es que nunca uno sabe con quien se va a cruzar.

Felipe y Rodrigo parecen salidos de una version chilena de Videomatch. Uno flaco con los pelos despeinados y los pelos que le salen en la cara hechos rizas, y el otro, un grandote de rastas abandonadas y ojos planos que sienten estan cubiertos por anteojos de payaso. Pronto aprenderia que nunca llegaria a tiempo a ningun sitio con ellos dos.

Luego de perderlos en Santa Marta, me reencuentro con ellos en la terminal de buses y viajamos hora y media hasta la puerta del parque nacional, para descubrir que no podiamos acceder ya que habiamos llegado despues de hora. Terminamos durmiendo en un centro turistico en baja temporada al lado de la ruta.

Temprano por la mañana entramos al parque y caminamos durante 2 horas, entre selva, lagartigas, hormigas gigantes y arañas tan grandes que solo me gustaria encontrarlas en el museo de La Plata, hasta llegar a la version Colombiana del paraiso. Una bahia con forma de "W", rodeada de rocas y encuadrada de palmeras.

Pagamos 8 pesos por unas hamacas bajo un par de palmeras lo que me recueran haber leido hace tiempo que 6 personas mueren al año por un coco. Por lo que coloco mi cabeza del otro lado.

Un partido de futbol con los israelies de turno y agua, mas el fin de Garcia Marquez marcan mi estadia. A las cinco de la mañana, una gota sobre mi ojo me recuerda que el unico glamour que tiene dormir en hamacas esta en las publicidades de Visa. Pero finalmente no pasa de una llovizna indefensa.

Al partir, los dos chilenos logran que sea tan dificil salir como entrar del parque. Tras horas de caminata hasta la salida, la caminioneta que recorre el ultimo kilometro y medio del parque no esta, por lo que caminamos en la oscuridad entrante. Finalmente cuando mi paranoia estaba en su maximo explendor y ya imaginaba panteras y guerrillas que salien por el bosque, una camioneta nos rescata y termina la travesia de selva.

Ahora en Santa Marta, noche de Sabado en un hotel que la guia de viaje relata como "el tipico sitio de viajeros, ocupado, ruidoso y abandonado". No habia entendido esa descripcion hasta llegar. El lugar no esta mal por una noche. La gente se prepara para rumbear de Sabado, y una cantidad impresionante de colombianas de pantalon apretado y sobredosis de perfume andan aqui buscando no se que ni para que. Mientras escribo esto una gordita morocha me da charla y yo le pido que me deje escribir.

Mañana me voy a Cartagena.

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